También conocidos como guardas bucales o de deporte, los protectores bucales son un aditamento utilizado sobre la dentadura para protegerla de cualquier golpe en cara y cabeza.
Todo aquél que practique un deporte que involucre contacto corporal o caídas, como el fútbol (soccer o americano), béisbol, básquetbol y hockey por mencionar algunos, debe usar un protector bucal para tratar de evitar al máximo cualquier fractura en la boca.
Los protectores bucales pueden dividirse básicamente en tres:
– Protectores comunes: vienen ya preformados y listos para ser utilizados de forma inmediata. Es habitual que no se adapten de forma correcta a la boca del paciente, provocando dificultad para hablar y respirar. Son los protectores más baratos.
– Protectores hechos a la medida: son diseñados y confeccionados para cada paciente en específico, ya sea en un laboratorio dental profesional o en el propio consultorio. Debido precisamente a lo anterior, generalmente resultan ser no sólo los más cómodos sino también los que mejor protegen. Para hacerlo, el dentista toma una impresión de la dentadura del paciente para obtener un modelo sobre el cual construir el protector. La principal y quizás única desventaja de este tipo de protectores, es que son los más caros.
– Protectores del tipo de modelado: al igual que los comunes, estos protectores vienen preformados de fábrica, con la diferencia que deben hervirse para calentar el plástico, y enseguida el paciente debe morderlos para que se adapten a su boca. Pueden conseguirse en un buen establecimiento de artículos deportivos, y siguiendo las instrucciones puede convertirse en un protector que se adapte muy bien a su boca.
Sin importar qué tipo de protector se elija, este debe ser resistente, elástico y sobre todo cómodo de usar, adaptándose correctamente a la boca para no sufrir complicaciones al momento de hablar o respirar.
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