La salud bucal es muy importante, y por ello resulta igualmente importante contar con un buen especialista que nos ayude cuando así lo necesitemos. Por esta razón, te damos algunas “pistas” para que identifiques más fácilmente cuando te encuentras frente a un mal dentista.
Una (mala) práctica muy común entre los malos dentistas (y en general en todas las profesiones), es tratar de hacer que la gente realice gastos innecesarios. Si nos encontramos con un dentista que ante cualquier situación que se presenta nos sugiere realizar un procedimiento bastante caro, y encima se molesta cuando cuestionamos su postura y queremos saber qué lo llevó a recomendarnos hacer ese gasto, sin duda es una señal de que deberíamos tratar de encontrar otro dentista.
De igual manera, hay dentistas que ante cualquier tipo de problema que manifestemos nos recomendará como primera opción extraer el diente que nos está molestando, hecho que sin duda nos habla de alguien muy poco profesional.
Otro forma en cómo podemos identificar a un mal especialista, es si en cada procedimiento que éste realiza sentimos un dolor excesivo. Un buen dentista debe ser siempre lo suficientemente hábil como para administrar el tratamiento correspondiente provocando el menor dolor posible en sus pacientes.
Por otro lado, si el consultorio, el área de trabajo del dentista, cuenta con aspecto de poca higiene o incluso si está desorganizado, podría ser un indicador de que los instrumentos que el médico utilizará para atendernos podrían no ser los más limpios del mundo, así como también nos estaría hablando de alguien desorganizado, lo que a su vez lo llevaría probablemente a hacer esperar de más al paciente a pesar de contar con una cita previa, en lo que sería una total falta de respeto hacia el tiempo de los demás.
Finalmente y tal como sucede en todo tipo de profesión, si no estamos contentos con el resultado final porque se trata de un mal trabajo (como podría ser rellenos que se caen, coronas que se sueltan al poco tiempo de su colocación, etc.), es un síntoma muy fuerte de que no hemos elegido la mejor opción para atendernos.