Hoy día existe una gran variedad de cepillos de dientes en el mercado, por lo que es importante saber elegir uno adecuado para nuestras necesidades.
Lo primero que debemos tener en cuenta, es que cualquier cepillo de dientes de nuestra elección debe tener cerdas suaves. Las cerdas duras pueden causar problemas en las encías, retirándolas poco a poco de los dientes y a su vez, exponer la raíz de éstos provocando sensibilidad al frío, al calor, y a ciertos alimentos y bebidas.
El siguiente punto a cuidar es el tamaño de la cabeza del cepillo, es decir, la parte donde se encuentran las cerdas. Esta parte debe poder cepillar de uno a dos dientes a la vez. El tamaño promedio es de 1 pulgada de largo y media de ancho.
Una duda muy común es si los cepillos de dientes eléctricos son mejores o no en relación a los normales, y la respuesta es que no. Ambos cepillos son igual de efectivos, a pesar de que existen quienes se sienten más atraídos a limpiar los dientes con un cepillo eléctrico.
Sin embargo, a pesar de ser igual de efectivos, los cepillos eléctricos son mejor opción que los cepillos normales para aquellas personas que tienen algún tipo de dificultad para mover las manos, como por ejemplo los adultos mayores, las personas con artritis, o también para aquellos con una condición que dificulte la limpieza dental, como pueden ser unos dientes mal alineados o los frenos.
En cuanto al momento de cambiar de cepillo de dientes se refiere, esto se recomienda hacer cada tres meses, que es el tiempo aproximado en el que las cerdas comienzan a desgastarse o verse deshilachadas, situaciones que impedirán un buen realizar cepillado. Otra circunstancia bajo la cual se recomienda cambiar de cepillo, es después de haberse enfermado.
Si el cepillo de dientes es para un niño, se debe tener especial cuidado en que las cerdas sean suaves, la cabeza sean pequeña (ideales para los dientes de leche), y que el mango sea grande, esto último para agarrarlo le sea más fácil al menor.